18 octubre 2006

La Noche del Dios Negro

Libremente adaptada de la historia "El Hombre Oscuro" de Robert E. Howard
 
Guionista: Roy Thomas
Dibujantes: Gil Kane y Neal Adams
Tinta: Pablo Marcos

Publicada en España
: La Espada Salvaje de Conan nº 1
Publicada en USA: Savage Tales nº 4 y Marvel Treasury Edition nº 15

"Ella era parte de sí mismo... la única risa que oyó en aquellas colinas..."


Empiezo las reseñas con esta gran historia de, como no, Roy Thomas, y narrada excepcionalmente por Gil Kane, Neal Adams y uno de los mejores entintadores del bárbaro, Pablo Marcos.

Aunque no sea una de las historias más conocidas de Conan, a mí me causó una gran impresión cuando la leí. Una historia de amor y de venganza y de cómo el destino puede ser muy caprichoso a pesar de lo noble que pueda ser tu causa.

El relato nos muestra a un Conan cansado y fatigado, recordando a su amor de la infancia, Mala. Al retroceder unos años atrás, se da cuenta de que, aunque sus últimos años han sido muy intensos y ha visto más de lo que cualquier mortal de su época, su alma está intranquila, más cansada que su cuerpo. Y parte en búsqueda de su primer amor. Al llegar a Cimmeria, se da de bruces con la ironía de la vida: Mala ha sido secuestrada por un grupo de vanires en una de sus numerosas incursiones a las aldeas fronterizas (es su madre, visiblemente emocionada al ver a Conan otra vez, quien se lo cuenta). A partir de ahí, Conan se lanza a su rescate, mezclándose con un grupo de pictos, la estatua de su Dios (curiosamente Brule, el lancero del Rey Kull), un sacerdote y una horda de pelirrojos vanires.

En el aspecto gráfico resaltan las tintas de Pablo Marcos, que embellecen aún más los dibujos de dos de los grandes autores del personaje, como son Gil Kane y Neal Adams.

En definitiva, una gran historia que desprende amor y violencia a partes iguales, y que te hace reflexionar sobre lo injusta y cruel que puede llegar a ser la vida (y mucho más en la Era Hybórea) y cómo una palabra, un gesto, o unos segundos, pueden cambiarlo todo.

Y recordad, que como Conan dice, el reinado de la sangre nunca cesará mientras la raza dure…

(8/10)

11 octubre 2006

CONAN (2ª parte)

"Ladrón, asaltante, asesino, de grandes tristezas y grandes alegrías"

Después de la muerte de Bêlit, Conan participó en guerras tribales a lo largo de la Costa Negra y vendió su espada en otros lugares. Luego hizo una breve visita a Cimmeria, después de la cual luchó en Koth y viajó al este para vagabundear con los Camaradas Libres y más tarde con los kozakos, a los que acaudilló durante algún tiempo. Después de un trabajito con los piratas del mar de Vilayet, fue capitán en Khaurán, donde lo torturaron por su lealtad a la verdadera reina. Rescatado por los bandoleros zuagiros, Conan pronto se convirtió en su jefe, como era habitual en él. Tras abandonar a las tribus zuagiras, visitó Zamboula y se unió de nuevo a los kozakos contra Turán. Pero los kozakos perdieron, y Conan huyó a Iranistán y luego capitaneó una banda de forajidos afghulis en los montes Himelios, antes de luchar como mercenario en Koth, Argos, Estigia y Tombalku. Después navegó durante algún tiempo con los piratas barachanos y con los bucaneros zíngaros.


Retornó al servicio de Estigia y pronto desertó porque no había batallas, para unirse a Valeria, una ex pirata de la Hermandad Roja, con la que vivió una espeluznante aventura en la ciudad encantada de Xuchotl. Se separó de Valeria después de un breve romance y trabajó al servicio de Keshán y de Punt. Es posible que visitase Cimmeria por última vez, antes de dar un paso decisivo al convertirse en explorador fronterizo de los aquilonios en las guerras pictas. A consecuencia de sus hazañas en la frontera, Conan pronto se hizo famoso, adquirió rápidamente el grado de general y derrotó a los pictos en la batalla de Velitrium.

El rey Numedides de Aquilonia estaba celoso de los éxitos de su general, así que le echó una droga en el vino y lo encerró en la Torre de Hierro con la intención de ejecutarlo. Pero el conde Trocero y Próspero organizaron su fuga, contando con la ayuda de Valeria, y Conan huyó a través de los yermos pictos, donde después de una extraña aventura relacionada con el tesoro de Tranicos, sus amigos Próspero, Trocero y Publius vencieron para que se encabezara una rebelión contra el déspota Numedides después de la cual subió al trono por aclamación general.

Resistió tres intentos de arrebatarle el trono y, después, sintiendo el reino relativamente seguro, se casó con Zenobia, una mujer de la pequeña nobleza nemedia que lo había ayudado a conservar la corona tiempo atrás. Siendo rey, Conan estuvo en el centro de muchas tormentas políticas y de intrigas brujeriles, pero después sobrevino un período de relativa calma en Aquilonia, y Conan y Zenobia disfrutaron durante algún tiempo de la tranquilidad doméstica, viendo como crecían sus hijos: el príncipe Conn, la princesa Radegund y el príncipe Taurus.

Hasta que surgieron nuevas intrigas y, conan se vio obligado a enfrentarse con el supremo mago estigio Thot – Amón, al que logró matar con la ayuda de su hijo Conn. Varios añós después, a causa de una misterios amenaza procediente del lejano oeste, Conan abdicó y se marchó al océano Occidental, en el que fue tal vez su último viaje, aunque las Crónicas no recogen su muerte y ofrecen poco información acerca de los días posteriores a su viaje al continente de Mazapán. El príncipe Conn sucedió a su padre y reinó con el nombre de Conan II de Aquilonia.