11 marzo 2014

HYPERBÓREA

"La Puerta de Hyperbórea es la puerta de la muerte"

Los hyperbóreos, la primera de las tribus aborígenes de Hybórea que descubrió el uso de la piedra para la construcción, abandonaron su primitivo modo de vida nómada para establecerse en enormes fortalezas amuralladas y fundar el primero, pero también el más aislado, de los reinos hybóreos, al norte de Brytunia y al este de Aesgaard. La tierra de Hyperbórea era agreste y montañosa, húmeda y tenebrosa. No es de extrañar que su principal desfiladero se llamase "La entrada de la Calavera". Por sus estériles llanuras y desoladas colinas vagaban lobos grises, osos de las cavernas, renos, bueyes almizcleros y mamuts.
Los hyperbóreos eran delgados, huesudos y extraordinariamente altos - medían hasta dos metros de altura -, de piel lechosa y pelo descolorido, con ojos verdes. El pueblo llano era muy supersticioso y habitaba en chozas y cabañas fuera de los muros, donde vivía miserablemente cultivando la árida tierra y cuidando pequeños rebaños de ganado vacuno y algunos renos.
Las antiguas fortalezas de piedra, como Sigtoma y Pohiola, se conservaban bien en ellas residían los barones y magos. Estos últimos constituían la verdadera fuerza política del país y aterrorizaban a la temerosa plebe por medio de la magia negra, los asesinatos rituales y los llamado "La Mano Blanca" o "Los Brujos de Hyperbórea", adorada fanáticamente a una vieja bruja a la que tenía por reina-sacerdotisa y encarnación de la Diosa de la Muerte. En nombre de ella, asesinos vestidos de negro, considerados como los mejores guerreros del mundo, recorrían la tierra como sombras matando con varas mágicas de madera y platino que no dejaban ninguna marca en la piel. Además de la caterva de magos, Hyperbórea albergaba varias bandas de rudos traficantes de esclavos que hacían repetidas incursiones en Cimmeria para llenar sus corrales de bárbaros musculosos, y de ahí el odio a muerte que Cimmeria profesaba a Hyperbórea desde tiempos inmemoriales.